Una de las causas que pueden llevarnos a la ansiedad, especialmente en todas aquellas tareas relacionadas con el trabajo, es la dificultad para concentrarse. ¿Cómo evitar las distracciones y enfocarse en algo? ¿Qué tener en cuenta para mantener la atención en una tarea, en lugar de "dispersarnos" en mil y una tareas, lo que puede dar lugar a que luego sintamos que no hemos terminado ninguna y nos falte esa sensación de logro tan necesaria para la motivación?
Es una de las claves que voy a intentar responder en este blog, a partir de mi experiencia y teniendo en cuenta que, aunque me considero todavía una persona que no siempre sabe cómo estar concentrado, creo haber ido aprendiendo algunas técnicas para no distraerme tanto.
Cómo evitar las distracciones para estar menos estresado
La vida tiene miles y miles de estímulos que pueden consumir nuestra energía. Especialmente si estamos en momentos en los que estamos muy atareados.
Si nos damos cuenta de esta realidad, debemos tomar cartas en el asunto y tratar de actuar de manera proactiva para evitar que las distracciones nos generen un estrés innecesario o nos impidan terminar las tareas.
Aquí hay algunas técnicas que puedes utilizar.
1. Entiende el valor de la persistencia
Hay muchas personas que tienden a tirar rápidamente la toalla. Si ven que no obtienen resultados a corto plazo, piensan que deberían cambiar o corregir algo en sus acciones.
Pero muchas veces no tienes que hacer ningún cambio, simplemente entender el valor de la persistencia y aprender a retrasar la recompensa.
Para obtener resultados antes hay que esforzarse y trabajar. Roma no se construyó en un día, ni en veinte. Experimentar momentos de frustración durante el transcurso de una tarea es completamente normal, forma parte del proceso. Pero debemos levantarnos e insistir, porque la persistencia nos ayudará a no dejarnos llevar por esos pensamientos que nos invitan a pensar en otras tareas.
Pensar en muchas tareas a la vez es el camino más rápido para no terminar ninguna. Así que, si te preguntas cómo evitar la distracción, ésta puede ser una buena manera de empezar.
2. Olvídate de los demás y no te obsesiones con las redes sociales
Vivimos en una era en la que es fácil que las redes sociales nos lleven a obsesionarnos con lo que hacen los demás. Esto nos roba tiempo para centrarnos en aquello que deseamos hacer nosotros mismos.
El hecho de estar "expuesto" continuamente a lo que otros hacen puede llevarnos a perder el foco en lo que nosotros tenemos que hacer.
La solución no es ser más esto o lo otro, sino simplemente reducir nuestro nivel de exposición a las redes sociales. Aislarnos. Evitar que las acciones de otros ocupen nuestros pensamientos y podamos utilizar estos en desarrollar las acciones que queremos hacer.
3. No confundas el plan de otros con tu propio plan
Hay personas que tendemos a "apagar fuegos". Y hay otras que tienden a crear incendios allí a donde van. ¿Quiénes crees que tienen más control de sí mismas?
En realidad, ninguna de las dos. Porque si bien la persona que tiende a crear dificultades para que otro las resuelva tienen una fuerte dependencia de los demás, también la persona que tiende a querer resolver todos los problemas a su alrededor es un poco esclava de los demás, y roba tiempo de sus propios planes y pensamientos para dedicarlos a resolver los desperfectos que arman otros.
No tienes por qué apagar todos los fuegos que otros crean. Tú debes considerar cuándo debes y y cuándo no debes actuar.
Con esto no considero que debamos volvernos egoístas y encerrarnos en nuestro propio mundo, sin querer ayudar nunca a nadie. Pero sí debemos entender esta realidad, el hecho de estar siendo manipulados inconsciente por los demás, que consumen nuestro tiempo y energía, y nos impiden dedicarlo a tareas que podrían ser beneficiosas tanto para nosotros como para ellos.
Independientemente de la situación en la que estés, de todo se puede aprender algo. Hay situaciones que te absorben y no puedes simplemente decir: "renuncio, ahí te las ingenies". Sientes el peso de la responsabilidad de cuidar de otros. De tus hijos, familiares enfermos o seres queridos.
Y no es algo malo, porque también es un gran aprendizaje. Es un sacrificio del que puedes extraer una enseñanza, ya que en la vida hay muchas cosas que no podemos escoger.
Pero en la vida tiene que haber siempre equilibrio, y no debemos renunciar a nuestros planes y proyectos para realizar los de otros, que por alguna razón, tienen una inmensa necesidad de tenernos controlados y distraernos con mil y una tareas que generalmente no están alineadas con nuestros propósitos.
4. Detecta tus hábitos irracionales
Hay momentos en los que no sabes qué hacer. O sabes lo que quieres y debes hacer, pero en lugar de hacerlo, tiendes a caer en hábitos fuertemente asentados que te roban tiempo.
Quizás sea ver la televisión, comer, salir de fiesta, o cosas de las que prefiero no hablar aquí. Ningún hábito que te haga perder el control sobre tu propósito tiende a ser bueno. Son cosas de la vida que consumen tu tiempo y energía.
Con esto no me refiero a que no tengas que descansar, o simplemente, dedicar un tiempo a no hacer nada, tener tu cerebro ocupado en tareas sencillas, que te permitan dosificar. Pero, entiéndeme, incluso el descanso debe tener un propósito. Cuando se convierte en un hábito incontrolable, entonces ya no es descanso, sino vicio.
Y el vicio es lo que más puede separarte de realizar aquellas acciones que son necesarias para cumplir objetivos. Es decir, de sembrar lo que haya que sembrar para poder recoger.
Todas las acciones que realizas y las que no realizas tienen un coste de oportunidad. Es clave detectar cuándo no estamos siendo dueños de nuestras acciones porque los hábitos irracionales nos devoran las horas sin que nos demos cuenta.
Creo que estos 4 aspectos pueden ayudarte a evitar las distracciones. Seguramente haya muchos más. Y no conozco la casuística en exceso, pero seguro que tú mismo, en el fondo de tu corazón, sabes que hay aspectos de tu vida que suponen una distracción para ti, y es necesario enfrentar ese problema para que puedas convertirte en el dueño de tu tiempo.
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