Quiero que te pares un momento a pensar cómo es tu estilo de vida. Qué es lo que haces cada día con tu tiempo. Por qué lo haces. Para quién lo haces. ¿Cuáles son las presiones o circunstancias externas que te influyen para actuar de un modo u otro?
Porque casi todos tenemos en mente el estilo de vida que nos gustaría tener: son nuestros sueños, aunque el problema es que no hemos llegado a definirlos claramente, con detalles, están solo en el aire.
Casi todos tenemos también en mente algunas razones por las que no podemos tener ese estilo de vida que queremos:
Yo los llamo como corsés que, en nuestra mente, nos obligan a actuar de una determinada forma. Y casi siempre eso nos produce una profunda frustración, porque sabes que en el fondo no es eso lo que quisieras.
Gran parte de la ansiedad que tenemos suele venir del miedo a lo que va a pasar. Yo lo describo como una pesada losa que creemos tener encima y que nos impide crecer, avanzar y desarrollarnos debido a ideas limitantes.
Es un "quiero, pero no puedo constante".
Lo primero que debemos dejar de hacer en estos casos es castigarnos. Decirnos una y otra vez a nosotros mismos que no podemos, que hay algo externo que nos lo impide, aunque realmente sea así.
Cuando menos, cambiar el discurso de "por qué no se puede".
Y tampoco seamos tan maximalistas: sería más correcto decir "no se puede de esta forma, en este momento, haciendo lo que estoy haciendo, a corto plazo".
Dicho esto, hay algunos consejos que te pueden ayudar a conseguir definir tu estilo de vida.
1. No eches la culpa a causas externas
Me encuentro muchas personas habitualmente que dicen; "Yo haría esto, pero...". Siempre hay una razón que se lo impide: el trabajo que tienen, la pareja que tienen, la familia que tienen...
En realidad la causa no tiene tanto que ver con lo externo, sino con lo interno. Por un lado, el miedo al riesgo. Por otro, los valores o lo que creemos que es nuestra responsabilidad.
No digo que esté bien o esté mal la decisión última que tomes. Sólo que tengas en cuenta que la razón por la que no haces algo no es externa, es tu decisión personal motivada por causas externas. Podrías elegir otra cosa, aunque decidas no hacerlo.
2. No tengas miedo al riesgo, ni al fracaso
Una de las cosas que nos impiden desarrollar la vida que queremos es el miedo al riesgo, o dicho de otra forma, el miedo al fracaso.
Para nosotros, el fracaso es lo peor que nos puede pasar. La gente nos va a decir: "¿para qué has hecho esto?". Nos van a criticar, juzgar y condenar por algo que nuestra gente de alrededor no ve bien.
Y tenemos miedo a llevar la contraria, tenemos miedo a que nos vean como un fracaso. En estas situaciones, a mí lo que más me ha ayudado es tratar de aislarme emocionalmente de la opinión de los demás. Es decir, dejar de considerar la opinión de los demás como algo más importante que lo que yo pienso.
Los demás, la gente de tu alrededor, no son la vara de medir de lo que haces con tu vida. Si ser libre implica llevar la contraria a los demás, es algo que tendrás que hacer antes o después si no quieres seguir sufriendo.
3. No te culpes, ni te condenes
El que no se arriesga, nunca pierde. Pero tampoco gana. Y eso ya es una gran pérdida. En cambio, el que lo intenta muchas veces, de diferentes formas, atravesará momentos duros.
Pero en algún momento funcionará. Cada fracaso irá forjando en él una persona cada vez más adecuada para el objetivo se ha marcado.
Todo depende de cómo trabajes una palabra clave que debes grabar a fuego en tu mente: la resiliencia. Significa tu capacidad para sobreponerte a los fracasos y seguir adelante.
Si te derriban 100 veces, pero te levantas 101, llegará un momento en el que la vida se cansará de intentar derribarte. Seguirás experimentando fracasos a veces, pero ya nunca los vivirás y sentirás de la misma manera porque has disociado el fracaso de la culpa y la condenación a la que siempre lo hemos asociado.
4. Aíslate más
Ya sé que esto no mola, y me van a decir que digo esto porque soy introvertido. Lo sé, es cierto, quizás no valga para todo el mundo.
Pero me he dado cuenta de que no he podido tomar decisiones importantes sobre mi vida cuando estaba rodeado de gente.
Cuando estás recibiendo presiones todos los días (de tu familia, de tu grupo de amigos...), es muy difícil tomar decisiones. Porque necesariamente te ves influenciado por ellos y eso te lleva a no poder despegar, a no ver claramente lo que quieres.
No se trata de que te enfades con tu familia, ni con tus amigos. Pero sí de que busques un tiempo para ti, que trates de alejarte y de aislarte, de aprender a estar a solas contigo mismo y aprender a sentirte a gusto.
En esos momentos, no es que se te vaya a encender la lucecita y lo vayas a ver todo claro. Pero te vas a sentir más consistente, más libre para tomar decisiones, con menos presiones y menos sensación de culpa.
Aislarte no significa tampoco no relacionarte. Se trata sólo de alejarte de las presiones de la gente que ya conoces. Puedes conocer gente nueva, pues aunque al principio sean relaciones superficiales, es algo que te va a ayudar mucho a diluir el peso de la opinión de las personas más cercanas.
Cuanta más gente conoces, menos influencia tendrán determinadas personas sobre ti y más equilibrio vas a tener.
5. Quiebra algunas reglas
A lo largo de toda la historia de la humanidad, ha habido gente que no se conformó con lo establecido. Había un sistema de cosas que condenaba a una parte de las personas a vivir una vida que no quería. Y eso tenía que explotar de algún modo y de alguna parte.
No creo que todas las revoluciones fueran buenas, la mayoría fueron violentas, duras y bastante salvajes. Pero no sólo tienes que fijarte en las consecuencias negativas de ellas, sino también en lo que se consiguió a través de ellas.
No las juzgo moralmente, ni trato de decir si fueron correctas o no, si se pudieron hacer de otra forma o no. Pero está claro que si las cosas han cambiado, es debido a la discrepancia, al desacuerdo, a la confrontación de ideas.
Si sólo aceptas las ideas de otros, puede que te mantengas en lo convencional. Pero no necesariamente tendrás razón. No siempre la mayoría tiene razón. Y no siempre la gente que hay a tu alrededor representa tampoco a la mayoría de las personas.
Tampoco tendrás razón necesariamente por el hecho de ir contra lo establecido. Pero si rompes algunas reglas, si aprendes a discrepar y a cuestionarte las cosas, estás más cerca de avanzar y aprender que si simplemente aceptas lo que te dicen.
Hay personas que creen que van contra lo establecido porque militan en algún movimiento o ideología política. Sin embargo, difícilmente a veces se pueden encontrar personas más sectarias que las que dicen estar luchando contra lo establecido. La clave está en cuestionarse siempre las cosas, incluso tus propias ideas, no sólo "las del contrario".
Porque casi todos tenemos en mente el estilo de vida que nos gustaría tener: son nuestros sueños, aunque el problema es que no hemos llegado a definirlos claramente, con detalles, están solo en el aire.
¿Qué es lo que me gustaría hacer con mi vida?
Casi todos tenemos también en mente algunas razones por las que no podemos tener ese estilo de vida que queremos:
- Me gustaría viajar lejos, pero no puedo porque estoy trabajando y hay otras personas que dependen de mí.
- Quiero bajar de peso 10 kilos, pero el problema es que no tengo suficiente fuerza de voluntad, o que por mis obligaciones tengo que comer fuera de casa, etc.
- Quisiera ahorrar dinero, pero al final siempre me lo gasto en tonterías y prácticamente no llevo el control.
- Me gustaría tener pareja, pero soy demasiado feo, o demasiado tímido, o lo que sea para encontrarla. O nunca encuentro a la persona adecuada y tengo miedo de volver a salir dañado.
Claves para definir tu estilo de vida
Yo los llamo como corsés que, en nuestra mente, nos obligan a actuar de una determinada forma. Y casi siempre eso nos produce una profunda frustración, porque sabes que en el fondo no es eso lo que quisieras.
Gran parte de la ansiedad que tenemos suele venir del miedo a lo que va a pasar. Yo lo describo como una pesada losa que creemos tener encima y que nos impide crecer, avanzar y desarrollarnos debido a ideas limitantes.
Es un "quiero, pero no puedo constante".
Lo primero que debemos dejar de hacer en estos casos es castigarnos. Decirnos una y otra vez a nosotros mismos que no podemos, que hay algo externo que nos lo impide, aunque realmente sea así.
Cuando menos, cambiar el discurso de "por qué no se puede".
Y tampoco seamos tan maximalistas: sería más correcto decir "no se puede de esta forma, en este momento, haciendo lo que estoy haciendo, a corto plazo".
Dicho esto, hay algunos consejos que te pueden ayudar a conseguir definir tu estilo de vida.
1. No eches la culpa a causas externas
Me encuentro muchas personas habitualmente que dicen; "Yo haría esto, pero...". Siempre hay una razón que se lo impide: el trabajo que tienen, la pareja que tienen, la familia que tienen...
En realidad la causa no tiene tanto que ver con lo externo, sino con lo interno. Por un lado, el miedo al riesgo. Por otro, los valores o lo que creemos que es nuestra responsabilidad.
No digo que esté bien o esté mal la decisión última que tomes. Sólo que tengas en cuenta que la razón por la que no haces algo no es externa, es tu decisión personal motivada por causas externas. Podrías elegir otra cosa, aunque decidas no hacerlo.
2. No tengas miedo al riesgo, ni al fracaso
Una de las cosas que nos impiden desarrollar la vida que queremos es el miedo al riesgo, o dicho de otra forma, el miedo al fracaso.
Para nosotros, el fracaso es lo peor que nos puede pasar. La gente nos va a decir: "¿para qué has hecho esto?". Nos van a criticar, juzgar y condenar por algo que nuestra gente de alrededor no ve bien.
Y tenemos miedo a llevar la contraria, tenemos miedo a que nos vean como un fracaso. En estas situaciones, a mí lo que más me ha ayudado es tratar de aislarme emocionalmente de la opinión de los demás. Es decir, dejar de considerar la opinión de los demás como algo más importante que lo que yo pienso.
Los demás, la gente de tu alrededor, no son la vara de medir de lo que haces con tu vida. Si ser libre implica llevar la contraria a los demás, es algo que tendrás que hacer antes o después si no quieres seguir sufriendo.
3. No te culpes, ni te condenes
El que no se arriesga, nunca pierde. Pero tampoco gana. Y eso ya es una gran pérdida. En cambio, el que lo intenta muchas veces, de diferentes formas, atravesará momentos duros.
Pero en algún momento funcionará. Cada fracaso irá forjando en él una persona cada vez más adecuada para el objetivo se ha marcado.
Todo depende de cómo trabajes una palabra clave que debes grabar a fuego en tu mente: la resiliencia. Significa tu capacidad para sobreponerte a los fracasos y seguir adelante.
Si te derriban 100 veces, pero te levantas 101, llegará un momento en el que la vida se cansará de intentar derribarte. Seguirás experimentando fracasos a veces, pero ya nunca los vivirás y sentirás de la misma manera porque has disociado el fracaso de la culpa y la condenación a la que siempre lo hemos asociado.
4. Aíslate más
Ya sé que esto no mola, y me van a decir que digo esto porque soy introvertido. Lo sé, es cierto, quizás no valga para todo el mundo.
Pero me he dado cuenta de que no he podido tomar decisiones importantes sobre mi vida cuando estaba rodeado de gente.
Cuando estás recibiendo presiones todos los días (de tu familia, de tu grupo de amigos...), es muy difícil tomar decisiones. Porque necesariamente te ves influenciado por ellos y eso te lleva a no poder despegar, a no ver claramente lo que quieres.
No se trata de que te enfades con tu familia, ni con tus amigos. Pero sí de que busques un tiempo para ti, que trates de alejarte y de aislarte, de aprender a estar a solas contigo mismo y aprender a sentirte a gusto.
En esos momentos, no es que se te vaya a encender la lucecita y lo vayas a ver todo claro. Pero te vas a sentir más consistente, más libre para tomar decisiones, con menos presiones y menos sensación de culpa.
Aislarte no significa tampoco no relacionarte. Se trata sólo de alejarte de las presiones de la gente que ya conoces. Puedes conocer gente nueva, pues aunque al principio sean relaciones superficiales, es algo que te va a ayudar mucho a diluir el peso de la opinión de las personas más cercanas.
Cuanta más gente conoces, menos influencia tendrán determinadas personas sobre ti y más equilibrio vas a tener.
5. Quiebra algunas reglas
A lo largo de toda la historia de la humanidad, ha habido gente que no se conformó con lo establecido. Había un sistema de cosas que condenaba a una parte de las personas a vivir una vida que no quería. Y eso tenía que explotar de algún modo y de alguna parte.
No creo que todas las revoluciones fueran buenas, la mayoría fueron violentas, duras y bastante salvajes. Pero no sólo tienes que fijarte en las consecuencias negativas de ellas, sino también en lo que se consiguió a través de ellas.
No las juzgo moralmente, ni trato de decir si fueron correctas o no, si se pudieron hacer de otra forma o no. Pero está claro que si las cosas han cambiado, es debido a la discrepancia, al desacuerdo, a la confrontación de ideas.
Si sólo aceptas las ideas de otros, puede que te mantengas en lo convencional. Pero no necesariamente tendrás razón. No siempre la mayoría tiene razón. Y no siempre la gente que hay a tu alrededor representa tampoco a la mayoría de las personas.
Tampoco tendrás razón necesariamente por el hecho de ir contra lo establecido. Pero si rompes algunas reglas, si aprendes a discrepar y a cuestionarte las cosas, estás más cerca de avanzar y aprender que si simplemente aceptas lo que te dicen.
Hay personas que creen que van contra lo establecido porque militan en algún movimiento o ideología política. Sin embargo, difícilmente a veces se pueden encontrar personas más sectarias que las que dicen estar luchando contra lo establecido. La clave está en cuestionarse siempre las cosas, incluso tus propias ideas, no sólo "las del contrario".
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