Hay personas que tienden a compararse con los demás, lo que les hace sufrir enormemente. Quizás tú seas uno de ellos, o puede que lo hagas incluso sin darte cuenta.
Creo que todos solemos tomar como referentes a los demás y tendemos a hacer comparaciones de personas. Ahora, si tenemos una mala autoestima, la forma en la que nos comparamos no tiene el objetivo de aprender o mejorar cosas de nuestra vida, sino hacer un mero juicio de valor.
Y eso es lo que te quiero explicar en este post.
Para todos aquellos que quieran dejar de compararse continuamente, créanme que les entiendo y que es algo mucho más común de lo que parece.
Especialmente en esta época donde Facebook ocupa un lugar casi central en nuestra vida, y cada que vez que cogemos el móvil, unas 30-40 veces al día, estamos viendo la foto de no sé quién tomándose un mojito en su casa de la playa en el Caribe.
La realidad, sin embargo, es que compararme con los demás no tiene el más mínimo sentido.
No es una competición. No es una lucha.
Hacer, en primer lugar, lo que yo llamo "quitarle la carga emocional a las cosas". Es decir, imagínate que tú mismo eres simplemente un conejillo de indias, un sujeto de experimentación, y tu cerebro un científico que está experimentando. El científico intenta no implicarse emocionalmente en el caso, lo describe como algo externo y de manera lo más imparcial posible.
Eso empieza por analizar las cosas desde fuera, para que no nos dañen tanto. Por ejemplo:
Hay que pensar que esto no es nada bueno y que debes identificarlo cuanto antes, ya que la comparación mina tu autoestima y autoconfianza.
Esto es especialmente grave cuando tiendes a compararte con otras parejas o ex parejas de tu novio/marido/pareja. Hay quien por ejemplo tiende a compararse con la ex de su novio, o que vive constantemente preocupado porque su pareja la abandonó.
Este tipo de recursos te ayudará a atacar ese pensamiento tan destructivo y que nos lleva a perder horas y horas comparándonos con los demás.
La sociedad te dice que algunas cosas son importantes y otras no. Pero lo cierto es que eso tan sólo son convencionalismos, no una verdad absoluta.
Imagínate que vas a un cementerio y contemplas por un momento todas las tumbas. No estás lo suficiente cerca para ver los nombres, solamente ves que hay muchos nichos y gente que ha fallecido.
Y ahora pregúntate:
Si te das cuenta, son preguntas que no estamos en condiciones de responder. Y además, y esto es lo que quiero que entiendas, algunas son preguntas poco importantes. Porque, en cierta manera, la muerte nos ha igualado a todos. Las cosas materiales han perdido por completo su sentido. Y, de hecho, la mayoría de cosas relacionadas con las personas que hay ahí, incluso sobre nuestros familiares y seres queridos, las ignoramos.
La comparación pierde por completo su sentido.
Dime: ¿crees que sería inteligente empezar a comparar unas tumbas con otras?, ¿crees que estaríamos autorizados para juzgarlas?
No.
Todos son personas y sólo Dios conoce lo que había en la vida de cada uno.
Otro truco que te puede ayudar a entender que no somos nadie para compararnos y juzgar a los demás o a nosotros mismos es el de imaginar a todo el mundo desnudo. Esto lo recomiendan mucho cuando estás haciendo una charla en público y sientes que tanto público te abruma. Una de las formas de reducir, de igualar a las personas que hay a tu alrededor, es imaginarlos a todos desnudos.
Y para hacerlo todavía más interesante, piensa que además de estar desnudos, todos llevamos varias semanas sin duchar. No hay maquillaje, ni nada que nos pueda distinguir.
Imagínate que además de estar desnudos, hemos pasado mucho tiempo en un campo de concentración, estamos medio desnutridos y hemos sufrido lo peor que le puede pasar a un ser humano. Lo único que se nota a simple vista es que todos somos personas y ya está.
¿Sigues pensando que hay algún motivo para compararse? Cuando nuestros defectos y desnudez es visible a todo el mundo, los motivos por los que habitualmente comparamos personas dejan de ser importantes. Lo importante es que somos compañeros de sufrimiento.
Piensa en todas las personas que hay a tu alrededor como si fueran bebés. ¿Estamos en condiciones de afirmar que un bebé es más guapo que otro? ¿O que es más inteligente que otro? ¿Quién mide la inteligencia y conforme a qué? ¿Qué madre admitiría tal cosa?
Si te das cuenta, una vez que quitas a los demás el ropaje de la perfección, te das cuenta de que en el fondo todos somos iguales. Y todos tenemos defectos. Y todos tenemos virtudes. Es la sociedad la que ensalza a unos y olvida a otros. Pero somos nosotros los que vivimos y eso es lo único realmente importante.
Todos lloramos, pataleamos, nos quejamos, nos hacemos pis en la cama, gritamos a voz en cuello a las tantas de la mañana... etc.
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Ya sé que este tipo de cosas, a veces, pueden parecer un poco macabras o muy bordes. Pero lo cierto es que son de gran ayuda para entender que la mayoría de los motivos por los que nos juzgamos y comparamos unos con otros suelen ser poco importantes.
Espero que puedas entender lo que trato de explicar. Compararte con los demás no es constructivo. Sólo tiene sentido cuando posees la suficiente entereza como para aprender, pero no cuando tu intención es hacer un juicio de valor.
¿Y tú, tiendes a compararte con los demás? ¿Cuáles son las dificultades que tienes a la hora de compararte con otros?
Creo que todos solemos tomar como referentes a los demás y tendemos a hacer comparaciones de personas. Ahora, si tenemos una mala autoestima, la forma en la que nos comparamos no tiene el objetivo de aprender o mejorar cosas de nuestra vida, sino hacer un mero juicio de valor.
- Es decir, Fulanito es mejor que yo, porque él ya vive en su propia casa, tiene su novia y su coche.
- Me gustaría ser como Menganito porque él es mucho más sociable y todo el mundo le quiere.
Y eso es lo que te quiero explicar en este post.
No hay que compararse con nadie
Para todos aquellos que quieran dejar de compararse continuamente, créanme que les entiendo y que es algo mucho más común de lo que parece.
Especialmente en esta época donde Facebook ocupa un lugar casi central en nuestra vida, y cada que vez que cogemos el móvil, unas 30-40 veces al día, estamos viendo la foto de no sé quién tomándose un mojito en su casa de la playa en el Caribe.
La realidad, sin embargo, es que compararme con los demás no tiene el más mínimo sentido.
- Los demás han tenido una historia y unas circunstancias diferentes a la nuestra. Nosotros hemos vivido cosas buenas y malas, al igual que ellos han vivido cosas buenas y malas.
- Si percibimos a alguien como mejor que nosotros, estamos haciendo un juicio de valor sobre cosas que no son comparables. Tú eres bueno en lo tuyo y otros son buenos en lo suyo.
- Si pusiéramos a cada persona a hacer lo que peor se le da, probablemente las cosas serían muy distintas. Es decir, mucha gente que hoy es famosa, no lo sería.
- La gente te muestra siempre su mejor cara: la gente trata de mostrar siempre su mejor lado, pero todo el mundo tiene algún problema, todo el mundo tiene necesidades.
- En un mundo de más de 7.000 millones de personas, siempre hay alguien mejor que uno. Y no es algo que deba preocuparnos. De hecho, ese debe ser el acicate que nos lleve a seguir trabajando para crecer y mejorar.
- Ni en el trabajo
- Ni en las relaciones sociales
- Ni en temas de pareja/amor
- Etc.
No es una competición. No es una lucha.
Cómo evitar la comparación con los demás
Siempre me estoy comparando con los demás, ¿qué puedo hacer para evitarlo? Una de las cosas que creo que es muy importante es trabajar la autoestima.Hacer, en primer lugar, lo que yo llamo "quitarle la carga emocional a las cosas". Es decir, imagínate que tú mismo eres simplemente un conejillo de indias, un sujeto de experimentación, y tu cerebro un científico que está experimentando. El científico intenta no implicarse emocionalmente en el caso, lo describe como algo externo y de manera lo más imparcial posible.
Eso empieza por analizar las cosas desde fuera, para que no nos dañen tanto. Por ejemplo:
- Me siento menos que esa persona, me gustaría ser como ella... O, cuando menos, esto que ha hecho me da la sensación de que a mí me deja en mal lugar, porque yo no lo hago igual de bien. Esos son mis sentimientos.
- Esos sentimientos que tengo a raíz de esta persona se debe a que me estoy enfocando en los demás, no en lo que yo puedo hacer. Estoy intentando vivir una vida que no es la mía. Estoy tomando a los demás como punto de referencia, cuando mi personalidad, mi carácter y mis circunstancias son completamente distintas.
- Yo ya sé que me siento mal porque "no soy tan guapa como Menganita", pero tengo las herramientas para sacar mi mejor yo. No necesito ser la mejor, simplemente tengo que ser yo. Lo que a unas les sienta bien, a otras no les sienta igual. Y no hay nada de malo en ello; somos diferentes.
- Aunque esa otra persona tenga estas cosas positivas en las que me aventaja, yo también tengo cosas positivas. He hecho esto y lo otro, he invertido más tiempo y esfuerzo en hacer cosas que esa otra persona no ha hecho. Y ni ella ni yo somos mejor ni peor por ello; simplemente, tenemos diferentes prioridades.
Compararse con otras mujeres: ¿cómo evitarlo?
Si tiendes a compararte con otras mujeres, existen algunos consejos que puedes tener en cuenta para evitarlo.Hay que pensar que esto no es nada bueno y que debes identificarlo cuanto antes, ya que la comparación mina tu autoestima y autoconfianza.
Esto es especialmente grave cuando tiendes a compararte con otras parejas o ex parejas de tu novio/marido/pareja. Hay quien por ejemplo tiende a compararse con la ex de su novio, o que vive constantemente preocupado porque su pareja la abandonó.
Frases para NO compararse con los demás
Me gustaría darte algunas frases que puedes aprender cuando te estés comparando con otros.Este tipo de recursos te ayudará a atacar ese pensamiento tan destructivo y que nos lleva a perder horas y horas comparándonos con los demás.
El que menos necesita demostrar que es mejor que los demás, es el que más tranquilo vive. Cuanta más insatisfacción, mayor ansiedad.
La mayoría de cosas por las que nos comparamos no son tan importantes. Dinero, relaciones, bienes materiales... las cosas de la vida son pasajeras. Lo realmente importante es vivir una buena vida, de acuerdo con tu conciencia.
El que tiende a compararse mucho con los demás y el resultado es "yo soy peor", muchas veces tiene una baja autoestima. No busques la comparación porque no es constructivo.
Sé práctico; no voy a dedicar tiempo a nada que no sea constructivo, a nada que no contribuya a crecer y mejorarme. Compararme con los demás no ayuda absolutamente nada.
El objetivo de compararse con otro es siempre desmerecerse a uno mismo, o desmerecer al otro. Ninguna de estas cosas te va a hacer feliz.
Consejo para no compararse con el otro
Muchas veces me he planteado las cosas también en estos términos para entender qué es importante y qué no en la vida.La sociedad te dice que algunas cosas son importantes y otras no. Pero lo cierto es que eso tan sólo son convencionalismos, no una verdad absoluta.
-Imagínate que todos estamos muertos
Imagínate que vas a un cementerio y contemplas por un momento todas las tumbas. No estás lo suficiente cerca para ver los nombres, solamente ves que hay muchos nichos y gente que ha fallecido.
Y ahora pregúntate:
- ¿Quién de todas las personas que hay ahí es mejor que otra? ¿Observas alguna diferencia sustancial?
- ¿Quién era rico y quién era pobre? ¿Quién tenía una gran casa, estudió en grandes universidades y un montón de dinero en el banco? ¿Crees que ahora mismo consideran eso como algo tan importante?
- ¿Quién de todos los que hay ahí tenía suerte con las mujeres (o con los hombres? ¿Puedes identificar a algún macho alfa o hembra alfa?
- ¿Quién de todos los que hay ahí vivió mejor que los demás?
Si te das cuenta, son preguntas que no estamos en condiciones de responder. Y además, y esto es lo que quiero que entiendas, algunas son preguntas poco importantes. Porque, en cierta manera, la muerte nos ha igualado a todos. Las cosas materiales han perdido por completo su sentido. Y, de hecho, la mayoría de cosas relacionadas con las personas que hay ahí, incluso sobre nuestros familiares y seres queridos, las ignoramos.
La comparación pierde por completo su sentido.
Dime: ¿crees que sería inteligente empezar a comparar unas tumbas con otras?, ¿crees que estaríamos autorizados para juzgarlas?
No.
Todos son personas y sólo Dios conoce lo que había en la vida de cada uno.
-Imagínate que todos estamos desnudos
Otro truco que te puede ayudar a entender que no somos nadie para compararnos y juzgar a los demás o a nosotros mismos es el de imaginar a todo el mundo desnudo. Esto lo recomiendan mucho cuando estás haciendo una charla en público y sientes que tanto público te abruma. Una de las formas de reducir, de igualar a las personas que hay a tu alrededor, es imaginarlos a todos desnudos.
Y para hacerlo todavía más interesante, piensa que además de estar desnudos, todos llevamos varias semanas sin duchar. No hay maquillaje, ni nada que nos pueda distinguir.
-Imagínate que todos hemos estado en un campo de concentración
Imagínate que además de estar desnudos, hemos pasado mucho tiempo en un campo de concentración, estamos medio desnutridos y hemos sufrido lo peor que le puede pasar a un ser humano. Lo único que se nota a simple vista es que todos somos personas y ya está.
¿Sigues pensando que hay algún motivo para compararse? Cuando nuestros defectos y desnudez es visible a todo el mundo, los motivos por los que habitualmente comparamos personas dejan de ser importantes. Lo importante es que somos compañeros de sufrimiento.
-Imagínate que todos somos bebés
Piensa en todas las personas que hay a tu alrededor como si fueran bebés. ¿Estamos en condiciones de afirmar que un bebé es más guapo que otro? ¿O que es más inteligente que otro? ¿Quién mide la inteligencia y conforme a qué? ¿Qué madre admitiría tal cosa?
Si te das cuenta, una vez que quitas a los demás el ropaje de la perfección, te das cuenta de que en el fondo todos somos iguales. Y todos tenemos defectos. Y todos tenemos virtudes. Es la sociedad la que ensalza a unos y olvida a otros. Pero somos nosotros los que vivimos y eso es lo único realmente importante.
Todos lloramos, pataleamos, nos quejamos, nos hacemos pis en la cama, gritamos a voz en cuello a las tantas de la mañana... etc.
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Ya sé que este tipo de cosas, a veces, pueden parecer un poco macabras o muy bordes. Pero lo cierto es que son de gran ayuda para entender que la mayoría de los motivos por los que nos juzgamos y comparamos unos con otros suelen ser poco importantes.
Espero que puedas entender lo que trato de explicar. Compararte con los demás no es constructivo. Sólo tiene sentido cuando posees la suficiente entereza como para aprender, pero no cuando tu intención es hacer un juicio de valor.
¿Y tú, tiendes a compararte con los demás? ¿Cuáles son las dificultades que tienes a la hora de compararte con otros?