¿Alguna vez has pensado en pedir la baja laboral por ansiedad? ¿Estás de baja por ansiedad en tu trabajo y te preguntas cómo salir de esta situación? Muchas personas ven cada día cómo su trabajo se ha vuelto un verdadero infierno. Temen al jefe, a sus compañeros de trabajo, los problemas de cada día y parecen no encontrar salida.
En este post vamos a tratar de ayudarte con algunos consejos prácticos si te estás planteando tomarte un tiempo para cuidarte y recuperarte.
Lo primero es tener claro que pedir la baja laboral por temas de ansiedad es un asunto muy serio.
Como señalan en el post "Los secretos de las bajas laborales: mobbing, depresión y ansiedad", de Sage.es, existen muchas solicitudes de baja que pueden suponer casos de fraude, ya que los solicitantes fingen los síntomas de la ansiedad.
La baja por ansiedad puede producirse por circunstancias derivadas del trabajo, pero también por motivos ajenos a él. En cualquiera de los casos, lo realmente importante para que la baja laboral esté debidamente justificada es que nuestra ansiedad sea "invalidante".
Es decir, a veces cuando estás pasando un mal momento, puedes llegar a pensar que necesitas urgentemente dejar tu trabajo, cuando sí se puede "compatibilizar" ansiedad y trabajo, por decirlo de alguna forma. Trabajar puede ser realmente una carga para ti en estos momentos difíciles y quizás necesitas recuperarte. Pero eso no quiere decir que, a los ojos de un facultativo y de tu empresa, tu ansiedad sea un motivo suficiente para pedir la baja.
Tu ansiedad debe ser muy palmaria, por ejemplo cuando tu ansiedad te impida completamente ejercer tu trabajo y haya signos evidentes de ello.
No obstante, eso no quiere decir que no tengas que hacer nada para mejorar tu situación. A veces la solución puede no ser nada halagüeña (cambiar de trabajo y pasar por ese proceso), o tratar de seguir trabajando, pero acudiendo al mismo tiempo a un psicólogo para que nos ayude a superar este bache y encarar el día a día de otra forma.
Muchas veces la ansiedad y el estrés nos vienen de no saber cómo salir de nuestra situación. Por ejemplo, tenemos un trabajo que no nos gusta, no nos sentimos cómodos con nuestros compañeros de trabajo o con nuestro jefe, estamos viviendo un período vital muy complicado (divorcio, muerte de un ser querido, etc.).
En cualquiera de los casos, a veces conviene hacer frente a los cambios tomando decisiones drásticas. Un punto importante que debes tener en cuenta es hasta qué punto puedes hacer frente a la situación. ¿Tienes otras vías de ingresos? ¿Puedes acceder a otro trabajo que te llene más?
Cambiar de vida es algo muy saludable y a veces necesario. Pero las personas tenemos miedo a salir de nuestra zona de confort. Y, de hecho, vemos la idea de cambiar de trabajo muchas veces como un drama, como una catástrofe. Muchas de estas cosas vienen del marco interpretativo que le estamos dando a los cambios.
Los cambios no son fáciles, ya que implican cambiar hábitos, procesos mentales e incluso objetivos. Pero hay algo mucho peor que el cambio y es el hecho de estar o sentirte "atado" a un puesto de trabajo que no te llena.
Por ejemplo: ¿Tengo personas que dependen económicamente de mí y a las que no puedo pedir que esperen meses hasta que encuentre un nuevo empleo?
Llama la atención que éste sea muchas veces uno de los principales motivos por el que no cambiamos de trabajo, aunque éste no nos llena, o nos produce ansiedad, o hay un mal clima laboral en nuestra empresa. No podemos dejar nuestro trabajo porque nuestros padres, o nuestros hijos, o nuestra esposa o nuestro marido, dependen económicamente de nosotros.
Sin embargo, incluso en estas circunstancias, la solución no pasa por no hacer nada, o seguir arrastrando el "síndrome del trabajador quemado". Hay que hacerle frente buscando cambios en nuestra situación laboral.
Nos formamos toda una serie de prejuicios, miedos e ideas limitantes que nos impiden salir de nuestra situación. Y eso contribuye a acentuar nuestro estado de ansiedad. A hacernos sentir que nuestra situación no se puede cambiar y que sólo cabe resignarse a continuar viviendo de la misma manera durante los próximos 10, 20 o 30 años hasta la jubilación.
Si buscas un trabajo que no te genere tanta ansiedad, o no tener tanta ansiedad en el trabajo, empieza por cambiar tu mente. ¿Qué pasos tendría que dar para poder librarme de este trabajo y estar en una situación mejor? ¿Cómo podría tener otras fuentes alternativas de ingresos que fueran fiables y estables?
Usa la mente a tu favor y sal de tu zona de confort: descubrirás que la ansiedad no es una maldición de la naturaleza, sino algo contra lo que se puede luchar.
En este post vamos a tratar de ayudarte con algunos consejos prácticos si te estás planteando tomarte un tiempo para cuidarte y recuperarte.
Baja laboral por ansiedad
Lo primero es tener claro que pedir la baja laboral por temas de ansiedad es un asunto muy serio.
Como señalan en el post "Los secretos de las bajas laborales: mobbing, depresión y ansiedad", de Sage.es, existen muchas solicitudes de baja que pueden suponer casos de fraude, ya que los solicitantes fingen los síntomas de la ansiedad.
La baja por ansiedad puede producirse por circunstancias derivadas del trabajo, pero también por motivos ajenos a él. En cualquiera de los casos, lo realmente importante para que la baja laboral esté debidamente justificada es que nuestra ansiedad sea "invalidante".
Es decir, a veces cuando estás pasando un mal momento, puedes llegar a pensar que necesitas urgentemente dejar tu trabajo, cuando sí se puede "compatibilizar" ansiedad y trabajo, por decirlo de alguna forma. Trabajar puede ser realmente una carga para ti en estos momentos difíciles y quizás necesitas recuperarte. Pero eso no quiere decir que, a los ojos de un facultativo y de tu empresa, tu ansiedad sea un motivo suficiente para pedir la baja.
Tu ansiedad debe ser muy palmaria, por ejemplo cuando tu ansiedad te impida completamente ejercer tu trabajo y haya signos evidentes de ello.
No obstante, eso no quiere decir que no tengas que hacer nada para mejorar tu situación. A veces la solución puede no ser nada halagüeña (cambiar de trabajo y pasar por ese proceso), o tratar de seguir trabajando, pero acudiendo al mismo tiempo a un psicólogo para que nos ayude a superar este bache y encarar el día a día de otra forma.
Qué hacer si estás de baja por ansiedad
Si ya estás de baja por ansiedad, mi consejo es que trates de salir rápidamente de ella e intentes volver a trabajar. No necesariamente al mismo puesto de trabajo (eso ya es decisión tuya), pero sí volver a llevar una vida normal.Muchas veces la ansiedad y el estrés nos vienen de no saber cómo salir de nuestra situación. Por ejemplo, tenemos un trabajo que no nos gusta, no nos sentimos cómodos con nuestros compañeros de trabajo o con nuestro jefe, estamos viviendo un período vital muy complicado (divorcio, muerte de un ser querido, etc.).
En cualquiera de los casos, a veces conviene hacer frente a los cambios tomando decisiones drásticas. Un punto importante que debes tener en cuenta es hasta qué punto puedes hacer frente a la situación. ¿Tienes otras vías de ingresos? ¿Puedes acceder a otro trabajo que te llene más?
Cambiar de vida es algo muy saludable y a veces necesario. Pero las personas tenemos miedo a salir de nuestra zona de confort. Y, de hecho, vemos la idea de cambiar de trabajo muchas veces como un drama, como una catástrofe. Muchas de estas cosas vienen del marco interpretativo que le estamos dando a los cambios.
Los cambios no son fáciles, ya que implican cambiar hábitos, procesos mentales e incluso objetivos. Pero hay algo mucho peor que el cambio y es el hecho de estar o sentirte "atado" a un puesto de trabajo que no te llena.
¿Debo dejar mi trabajo si me produce ansiedad?
En el caso de que la fuente de tu ansiedad venga de tu trabajo, de lo que haces día a día, hay cosas que conviene preguntarse primero.Por ejemplo: ¿Tengo personas que dependen económicamente de mí y a las que no puedo pedir que esperen meses hasta que encuentre un nuevo empleo?
Llama la atención que éste sea muchas veces uno de los principales motivos por el que no cambiamos de trabajo, aunque éste no nos llena, o nos produce ansiedad, o hay un mal clima laboral en nuestra empresa. No podemos dejar nuestro trabajo porque nuestros padres, o nuestros hijos, o nuestra esposa o nuestro marido, dependen económicamente de nosotros.
Sin embargo, incluso en estas circunstancias, la solución no pasa por no hacer nada, o seguir arrastrando el "síndrome del trabajador quemado". Hay que hacerle frente buscando cambios en nuestra situación laboral.
- Puedes tratar de enfocar tu trabajo con más optimismo y otra actitud.
- Puedes intentar crear una fuente alternativa de ingresos desde casa.
- Puedes enviar solicitudes a otros empleos que te interesen más.
"No puedo enfrentar mi trabajo con otra actitud porque mi jefe me desespera", "no puedo buscar ingresos desde casa porque llego cansado y no tengo tiempo", "no puedo buscar otros empleos porque es un riesgo y no sé lo que va a pasar".
Nos formamos toda una serie de prejuicios, miedos e ideas limitantes que nos impiden salir de nuestra situación. Y eso contribuye a acentuar nuestro estado de ansiedad. A hacernos sentir que nuestra situación no se puede cambiar y que sólo cabe resignarse a continuar viviendo de la misma manera durante los próximos 10, 20 o 30 años hasta la jubilación.
Sal de tu zona de confort; rediseña tu vida
Realmente, todo reside en nuestra mente. Podemos cambiar si queremos. Si empezamos a dejar de poner excusas y buscar alternativas. El cambio no es fácil. Nuestro cerebro es a veces nuestro peor enemigo porque tenemos miedo al cambio.Si buscas un trabajo que no te genere tanta ansiedad, o no tener tanta ansiedad en el trabajo, empieza por cambiar tu mente. ¿Qué pasos tendría que dar para poder librarme de este trabajo y estar en una situación mejor? ¿Cómo podría tener otras fuentes alternativas de ingresos que fueran fiables y estables?
Usa la mente a tu favor y sal de tu zona de confort: descubrirás que la ansiedad no es una maldición de la naturaleza, sino algo contra lo que se puede luchar.